COMPARACIÓN ENTRE EL MESTER DE CLERECÍA Y DE JUGLARÍA
Para empezar, comparemos el emisor de cada uno: Una diferencia importante entre juglares y clérigos es que, por lo general, mientras que los primeros se guardaban en el anonimato, los segundos comienzan a firmar sus obras y a hablar de sí mismos.
Así, Gonzalo de Berceo es el primer poeta castellano de nombre conocido, el primero que se ocupa de darse a conocer, facilitando su nombre y lugar de nacimiento.
La imagen típica que se tiene del juglar es la del actor que lleva una vida itinerante, poco culto, más bien pobre, que se dedica a difundir las obras (no a crearlas) y que cobra sus servicios en forma de dones (comida, bebida, vestido... más que dinero). Sin embargo, no eran estos los únicos juglares; también los había cultos, ricos (al servicio de reyes, nobles, monasterios...) y creadores de obras nuevas. Lo cierto es que bien siendo letrados o iletrados, la juglaría es un medio para ganarse la vida. La actividad del clérigo, en principio, no tendría una finalidad económica primaria, el interés es más espiritual, su finalidad es difundir el cristianismo. Los clérigos creaban pero no difundían sus obras, eran cultos, conocedores de las lenguas clásicas y utilizaban como fuentes fundamentalmente los textos latinos.
Hablando sobre el mensaje, una diferencia sustancial es el intento de perfección formal por parte del mester de clerecía, esta se caracteriza por emplear la estrofa llamada "cuaderna vía" (cuatro versos monorrimos, alejandrinos y divididos en dos hemistiquios). En las obras juglarescas, los versos también son largos, pero no hay regularidad.
En cuanto al contenido, la temática de la clerecía es más variada (amor, historia, religión...) mientras que la juglaría se limita casi exclusivamente a temas históricos. Por eso, mientras que las fuentes de las que bebe la juglaría son los acontecimientos socio-políticos y los hechos históricos coetáneos, las fuentes de los clérigos suelen ser, sobre todo, textos clásicos.
La finalidad de los juglares era triple: eran los periodistas de la época (informaban y opinaban), divertían al pueblo y mostraban modelos de conducta y valores con dos fines. Por un lado, propaganda política para conseguir ciudadanos para la Reconquista y, por otro propaganda religiosa con el fin de extender el cristianismo en la población, que parte era musulmana y judía. Mientras que la de los clérigos era la de enseñar y adoctrinar la fe religiosa. Estos tenían doble finalidad: la entretener a la corte y adoctrinar al pueblo extendiendo la fe cristiana.
Si hablamos sobre el receptor de cada uno, tradicionalmente se ha dicho que el receptor del mester de juglaría era el pueblo llano, y el del mester de clerecía un público más culto. Sin embargo, no hay unas diferencias tan acuciantes entre el público de ambos mesteres, el público del mester de juglaría es muy difícil de determinar, iba desde las clases más humildes a las más elevadas, y el mester de clerecía se destina a lo más selecto del pueblo pero tampoco era exclusivo de la aristocracia.
Juntando el código y el canal de los dos, el mester de juglaría se transmite al receptor mediante instrumentos, malabarismos y cantando, es decir, vía oral, mientras que en el mester de clerecía los textos estaban escritos pero también se transmitían oralmente. Efectivamente para los juglares el texto escrito tenía un papel secundario (sirven de apoyo para los recitales) mientras que para los clérigos es de gran importancia. No obstante, hay que tener en cuenta que tenemos noticia de las obras juglarescas por los textos escritos que han llegado hasta nosotros y, por otro lado, se sabe que muchas obras de la clerecía se transmitían oralmente (en el mester de clerecía se escribía para conservar los textos no tanto para la difusión de la lectura como acto individual e íntimo). Prueba de ello son las numerosas alusiones o llamadas de atención al público que se producen en las obras del mester de clerecía, a imitación de lo que hacían los juglares.
Fue entre los siglos XII y XIII cuando se produjo el denominado Mester de Juglaría, y en el siglo XIII, cuando el Mester de Juglaría ya llevaba alrededor de un siglo de vida, surgió el Mester de Clerecía. En el Mester de Juglaría, los juglares recitaban al pueblo composiciones líricas, serranillas, coplas y composiciones épicas, en los que fundamentalmente, contaban las hazañas de la Reconquista. En cambio, en el Mester de Clerecía, los clérigos (que eran los cultos), enseñaban y adoctrinaban la fe religiosa al pueblo, y en consecuencia de que los juglares consiguieron mucho
éxito, los clérigos (que solo escribían en latín), decidieron contar las historias en lengua romance, que era la que el pueblo entendía.