COMENTARIO LITERARIO
EL EPISODIO DEL LEÓN. Cantar del Mío Cid
Estamos ante un fragmento del “Poema de Mío Cid”, cuya fecha aproximada de composición data del 1207 (S. XIII). Pertenece al género de la épica en verso, más concretamente, al subgénero narrativo de los llamados cantares de gesta. Este tipo de cantares de gesta. Este tipo de cantares forman parte de la tradición oral juglaresca, por ello, desconocemos la autoría del poema. Se han barajado diferentes autores y el más aceptado por la crítica literaria ha sido un tal Per Abbat, clérigo de la época.
Desde el punto de vista métrico, estamos antes versos de arte mayor e irregulares. Por esta razón, se dividen en dos hemistiquios mediando entre ellos una pausa o cesura. Son tiradas de versos asonantados, siendo el acento agudo el que predomina a lo largo del poema, por lo que se sumará una sílaba.
Este poema es parte de la tradición literaria del Mester de juglaría. La intención de los juglares era doble. Por un lado, la de divertir al pueblo, que suponía el 85% de la población, y pertenecía a la cultura iletrada. Gracias a la labor de los juglares, podían enterarse de lo que ocurría (a modo de periódico oral) y también disfrutar de los pocos momentos de ocio que tenían. Por otro, y más importante, constituía la propaganda política para conseguir y arrebatar los territorios que habitaban los Árabes. A estas mesnadas, les llamaban las cruzadas.
El tema de este fragmento, por medio de una antítesis o contraste, expresa la valentía del héroe épico, el Cid campeador, frente a la cobardía de sus yernos, los infantes de Carrión.
Por medio de una anécdota inverosimil esta unidad de sentido narra la cobardía de los yernos de Rodrigo utilizando un episodio totalmente exagerado imposible de suceder para ensalzar las virtudes del protagonista, capaz de domesticar y amansar un león.
La estructura externa del cantar se divide en tres partes: el cantar del destierro, el cantar de las bodas y para terminar, el cantar de la afrenta de corpes.
Desde el punto de vista de la estructura interna, decir que pertenece al comienzo del tercer cantar. Además, se puede dividir en tres partes: del verso uno al cuatro nos sitúa al héroe en el espacio “Valencia” y corresponde con la situación inicial, del verso quinto al treinta y dos, en el desarrollo, y los últimos cuatro versos corresponden a la situación final.
En El Cantar de Mío Cid, se nombran varios personajes:
El Cíd, Rodrigo Díaz de Vivar: El héroe, un hombre valiente, justo, buen cristiano y generoso que siempre reparte lo ganado entre sus soldados. Además. aunque el rey se porta mal, él siempre le tiene respeto. Su modelo de comportamiento se guía por la Mesina, cualidad de los grandes hombres que consiste en mostrar templanza, equilibrio, carácter y resignación.
Doña Jimena: Es su mujer que estoicamente sabe sufrir la adversidad de su marido y tiene la paciencia y el tesón necesarios para apoyar al héroe en la recuperación del honor perdido.
Sol y Elvira: Las hijas del Cid, tienen un papel secundario, en ellas vemos reflejado el lado más familiar y humano del Cid. En ocasiones les hace acompañar a la batalla para que vean como su padre se gana el pan; es decir, comprendan su forma de vida en la guerra.
Alfonso VI: Es el rey de castilla, es injusto con el héroe al desterrarlo y se equivoca de nuevo al casar a sus hijas con los infantes de Carrión. Al final de la obra (como si se tratara de un rey del teatro barroco), recompensa debidamente al héroe al casar a sus hijas con los infantes de Navarra y Aragón, y al permitir, por medio el torneo, que el Cid se vengue de los infantes de Carrión y recupere el honor de la familia.
Los Infantes de Carrión: Son personajes inventados para contrastar su miedo con el valor del héroe y de paso para atacar a la nobleza leonesa siempre estigmatizada en la obra.
El resto de personajes destacados son algunos soldados de confianza del Cid como Alvar Fañez o Minaya. Luego están los moros, los enemigos, aunque no todos ellos lo son, el cantar no es excesivamente maniqueo en este aspecto.
Hay decenas de personajes en el cantar y casi todos conservan sus nombres reales, excepto los Infantes de Carrión, que no existieron y las hijas del Cid se llamaban en realidad Cristina y María.
El estilo es sencillo para facilitar la narración pero hay también bellas imágenes y metáforas de tono lírico para llamar la atención y conmover al público.
COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE. Jorge Manrique
Las coplas a la muerte de su padre es una elegía que el poeta del XV, Jorge Manrique, compuso tras la muerte de su padre, Rodrigo, en el año 1477. Con ella quiso el poeta rendir tributo de admiración a quien había sido su permanente ejemplo en la vida.
El género literario al que pertenecen estas Coplas es pues, la elegía, composición poética basada, méticamente, en el dístico elegíaco ( hexámetro + pentámetro).
El poema está formado por cuarenta coplas de pie quebrado, estrofa que puede ofrecer variadas combinaciones. Las Coplas están compuestas en la doble sextilla octosílaba, cuyos versos se reparten en dos semiestrófas iguales con terminación quebrada en cada una de ellas y con tres rimas consonantes correlativas, abc : abc. Son por tanto estrofas de doce versos, teniendo en cada sextilla el primer, segundo, cuarto y quinto octosílabos, y los versos tercero y sexto tetrasílabos. Su formula métrica es por lo tanto: 8a 8b 4c 8a 8b 4c; 8d 8e 4f 8d 8e 4f.
La literatura del siglo XV supone una transición entre la literatura medieval y la renacentista. Este siglo es también un siglo de transición en cuanto al consumo de libros: la aparición de la imprenta y el auge de la burguesía aumentaron el número de libros y lectores disponibles y popularizaron la lectura, lo que acelera la penetración de las lenguas vernáculas como instrumentos literarios en Europa en detrimento del latín.
El tema de la segunda “Copla a la muerte de su padre”, es el tiempo y la tercera copla está dedicada al tema de la muerte. Manrique recurre al desarrollo alegórico de un tópico metafórico que proviene del Eclesiastés y de Séneca: la vida humana = río.
Este poema se divide en tres partes:
La primera parte trata sobre temas generales, habla de lo rápido que se pasa la vida, del tempus fugit, del sentimiento cristiano del poeta y hace metáforas sobre la vida y la muerte.
La segunda parte trata del poder igualatorio de la muerte que es el tema mas habitual, también habla del ubi sunt?, tema esencial de esta segunda parte.
La tercera parte describe a Rodrigo Manrique, padre de Jorge Manrique, describe sus hazañas, sus virtudes y las compara con emperadores romanos.
Al final describe como la muerte llama a Rodrigo Manrique y él acepta sin temor.
Si bien existen diversos intentos para dividirlas, la más frecuente es la división tripartita:
De la copla uno a la trece es la parte más filosófica. Se inicia el poema con unas consideraciónes de tipo general en torno a la fugacidad de la vida terrenal y la inestabilidad de las cosas mundanas.
De la copla catorce a la veinticuatro la ejemplificación de los puntos anteriores. Alude a otro tipo de vida menos efímera: la vida de la fama y la ilustra con un lucido y solemne desfile procesional de muertos ilustres perfectamente jerarquizado. a la cabeza el rey don Juan y detrás toda la grande corte de grandes señores.
De la copla veinticinco a el cuarenta introduce el tercer tipo de la vida, la que triunfa sobre las dos: la vida eterna, ejemplificada en Don Rodrigo Manrique. Aquí se produce la individualización del tema del poema: la muerte. Finaliza pues, con el elogio particular de don Rodrigo y el diálogo que mantiene con la muerte, tras el cual viene la aceptación, la oración final y el paso definitivo.
Las Coplas que realiza Jorge Manrique nombran estos personajes de la corte castellana:
Don Rodrigo: Es el padre de Jorge Manrique, al que está dedicada la elegía. Fue un noble muy importante de la época que luchó activamente en la Reconquista.
La Muerte: Hay una personificación de la muerte que se sucede a lo largo de las coplas de la muerte. Por eso se podría considerar a la muerte como un personaje. Jorge Manrique nos hace verla como un ser superior a cualquier hombre, algo demasiado poderoso para evitar incluso para los reyes o los papas.
Personajes de la edad antigua: Octaviano, Julio César, Africano, Aníbal, Trajano, Aurelïano, Marco Atilio, Antonio Pío, Marco Aurelio, Teodosio, Aurelio Alexandre, Constantino, Camilo, los romanos y los troyanos. Estos personajes se utilizan de forma alegórica o simbólica, sólo para comparar sus cualidades con las de don Rodrigo.
Personajes de la época de Jorge Manrique: "don Joan" (el rey Juan II de Castilla), "los Infantes d'Aragón" (don Enrique y don Juan, hijos de Fernando de Antequera), "don Anrique" (Enrique IV, hijo y sucesor de Juan II), "su hermano inocente de Enrique IV" (hermanastro de Enrique IV, don Alfonso), "aquel gran Condestable" (don Álvaro de Luna, valido de Enrique IV) y "los otros dos hermanos" (el marqués de Villena, don Juan de Pacheco, maestre de Santiago, y a su hermano don Pedro Girón, maestre de Calatrava).
Manrique renuncia al clasicismo de moda en su momento y el verso de arte mayor y de decanta por el octosílabo, un verso más corto y más libre, al que la tradición había asignado un tono mucho menos elevado. En este sentido elige un estilo que los predicadores denominaban sermo humilis ( discurso humilde), claro y accesible.
Estamos ante un fragmento del “Poema de Mío Cid”, cuya fecha aproximada de composición data del 1207 (S. XIII). Pertenece al género de la épica en verso, más concretamente, al subgénero narrativo de los llamados cantares de gesta. Este tipo de cantares de gesta. Este tipo de cantares forman parte de la tradición oral juglaresca, por ello, desconocemos la autoría del poema. Se han barajado diferentes autores y el más aceptado por la crítica literaria ha sido un tal Per Abbat, clérigo de la época.
Desde el punto de vista métrico, estamos antes versos de arte mayor e irregulares. Por esta razón, se dividen en dos hemistiquios mediando entre ellos una pausa o cesura. Son tiradas de versos asonantados, siendo el acento agudo el que predomina a lo largo del poema, por lo que se sumará una sílaba.
Este poema es parte de la tradición literaria del Mester de juglaría. La intención de los juglares era doble. Por un lado, la de divertir al pueblo, que suponía el 85% de la población, y pertenecía a la cultura iletrada. Gracias a la labor de los juglares, podían enterarse de lo que ocurría (a modo de periódico oral) y también disfrutar de los pocos momentos de ocio que tenían. Por otro, y más importante, constituía la propaganda política para conseguir y arrebatar los territorios que habitaban los Árabes. A estas mesnadas, les llamaban las cruzadas.
El tema de este fragmento, por medio de una antítesis o contraste, expresa la valentía del héroe épico, el Cid campeador, frente a la cobardía de sus yernos, los infantes de Carrión.
Por medio de una anécdota inverosimil esta unidad de sentido narra la cobardía de los yernos de Rodrigo utilizando un episodio totalmente exagerado imposible de suceder para ensalzar las virtudes del protagonista, capaz de domesticar y amansar un león.
La estructura externa del cantar se divide en tres partes: el cantar del destierro, el cantar de las bodas y para terminar, el cantar de la afrenta de corpes.
Desde el punto de vista de la estructura interna, decir que pertenece al comienzo del tercer cantar. Además, se puede dividir en tres partes: del verso uno al cuatro nos sitúa al héroe en el espacio “Valencia” y corresponde con la situación inicial, del verso quinto al treinta y dos, en el desarrollo, y los últimos cuatro versos corresponden a la situación final.
En El Cantar de Mío Cid, se nombran varios personajes:
El Cíd, Rodrigo Díaz de Vivar: El héroe, un hombre valiente, justo, buen cristiano y generoso que siempre reparte lo ganado entre sus soldados. Además. aunque el rey se porta mal, él siempre le tiene respeto. Su modelo de comportamiento se guía por la Mesina, cualidad de los grandes hombres que consiste en mostrar templanza, equilibrio, carácter y resignación.
Doña Jimena: Es su mujer que estoicamente sabe sufrir la adversidad de su marido y tiene la paciencia y el tesón necesarios para apoyar al héroe en la recuperación del honor perdido.
Sol y Elvira: Las hijas del Cid, tienen un papel secundario, en ellas vemos reflejado el lado más familiar y humano del Cid. En ocasiones les hace acompañar a la batalla para que vean como su padre se gana el pan; es decir, comprendan su forma de vida en la guerra.
Alfonso VI: Es el rey de castilla, es injusto con el héroe al desterrarlo y se equivoca de nuevo al casar a sus hijas con los infantes de Carrión. Al final de la obra (como si se tratara de un rey del teatro barroco), recompensa debidamente al héroe al casar a sus hijas con los infantes de Navarra y Aragón, y al permitir, por medio el torneo, que el Cid se vengue de los infantes de Carrión y recupere el honor de la familia.
Los Infantes de Carrión: Son personajes inventados para contrastar su miedo con el valor del héroe y de paso para atacar a la nobleza leonesa siempre estigmatizada en la obra.
El resto de personajes destacados son algunos soldados de confianza del Cid como Alvar Fañez o Minaya. Luego están los moros, los enemigos, aunque no todos ellos lo son, el cantar no es excesivamente maniqueo en este aspecto.
Hay decenas de personajes en el cantar y casi todos conservan sus nombres reales, excepto los Infantes de Carrión, que no existieron y las hijas del Cid se llamaban en realidad Cristina y María.
El estilo es sencillo para facilitar la narración pero hay también bellas imágenes y metáforas de tono lírico para llamar la atención y conmover al público.
COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE. Jorge Manrique
Las coplas a la muerte de su padre es una elegía que el poeta del XV, Jorge Manrique, compuso tras la muerte de su padre, Rodrigo, en el año 1477. Con ella quiso el poeta rendir tributo de admiración a quien había sido su permanente ejemplo en la vida.
El género literario al que pertenecen estas Coplas es pues, la elegía, composición poética basada, méticamente, en el dístico elegíaco ( hexámetro + pentámetro).
El poema está formado por cuarenta coplas de pie quebrado, estrofa que puede ofrecer variadas combinaciones. Las Coplas están compuestas en la doble sextilla octosílaba, cuyos versos se reparten en dos semiestrófas iguales con terminación quebrada en cada una de ellas y con tres rimas consonantes correlativas, abc : abc. Son por tanto estrofas de doce versos, teniendo en cada sextilla el primer, segundo, cuarto y quinto octosílabos, y los versos tercero y sexto tetrasílabos. Su formula métrica es por lo tanto: 8a 8b 4c 8a 8b 4c; 8d 8e 4f 8d 8e 4f.
La literatura del siglo XV supone una transición entre la literatura medieval y la renacentista. Este siglo es también un siglo de transición en cuanto al consumo de libros: la aparición de la imprenta y el auge de la burguesía aumentaron el número de libros y lectores disponibles y popularizaron la lectura, lo que acelera la penetración de las lenguas vernáculas como instrumentos literarios en Europa en detrimento del latín.
El tema de la segunda “Copla a la muerte de su padre”, es el tiempo y la tercera copla está dedicada al tema de la muerte. Manrique recurre al desarrollo alegórico de un tópico metafórico que proviene del Eclesiastés y de Séneca: la vida humana = río.
Este poema se divide en tres partes:
La primera parte trata sobre temas generales, habla de lo rápido que se pasa la vida, del tempus fugit, del sentimiento cristiano del poeta y hace metáforas sobre la vida y la muerte.
La segunda parte trata del poder igualatorio de la muerte que es el tema mas habitual, también habla del ubi sunt?, tema esencial de esta segunda parte.
La tercera parte describe a Rodrigo Manrique, padre de Jorge Manrique, describe sus hazañas, sus virtudes y las compara con emperadores romanos.
Al final describe como la muerte llama a Rodrigo Manrique y él acepta sin temor.
Si bien existen diversos intentos para dividirlas, la más frecuente es la división tripartita:
De la copla uno a la trece es la parte más filosófica. Se inicia el poema con unas consideraciónes de tipo general en torno a la fugacidad de la vida terrenal y la inestabilidad de las cosas mundanas.
De la copla catorce a la veinticuatro la ejemplificación de los puntos anteriores. Alude a otro tipo de vida menos efímera: la vida de la fama y la ilustra con un lucido y solemne desfile procesional de muertos ilustres perfectamente jerarquizado. a la cabeza el rey don Juan y detrás toda la grande corte de grandes señores.
De la copla veinticinco a el cuarenta introduce el tercer tipo de la vida, la que triunfa sobre las dos: la vida eterna, ejemplificada en Don Rodrigo Manrique. Aquí se produce la individualización del tema del poema: la muerte. Finaliza pues, con el elogio particular de don Rodrigo y el diálogo que mantiene con la muerte, tras el cual viene la aceptación, la oración final y el paso definitivo.
Las Coplas que realiza Jorge Manrique nombran estos personajes de la corte castellana:
Don Rodrigo: Es el padre de Jorge Manrique, al que está dedicada la elegía. Fue un noble muy importante de la época que luchó activamente en la Reconquista.
La Muerte: Hay una personificación de la muerte que se sucede a lo largo de las coplas de la muerte. Por eso se podría considerar a la muerte como un personaje. Jorge Manrique nos hace verla como un ser superior a cualquier hombre, algo demasiado poderoso para evitar incluso para los reyes o los papas.
Personajes de la edad antigua: Octaviano, Julio César, Africano, Aníbal, Trajano, Aurelïano, Marco Atilio, Antonio Pío, Marco Aurelio, Teodosio, Aurelio Alexandre, Constantino, Camilo, los romanos y los troyanos. Estos personajes se utilizan de forma alegórica o simbólica, sólo para comparar sus cualidades con las de don Rodrigo.
Personajes de la época de Jorge Manrique: "don Joan" (el rey Juan II de Castilla), "los Infantes d'Aragón" (don Enrique y don Juan, hijos de Fernando de Antequera), "don Anrique" (Enrique IV, hijo y sucesor de Juan II), "su hermano inocente de Enrique IV" (hermanastro de Enrique IV, don Alfonso), "aquel gran Condestable" (don Álvaro de Luna, valido de Enrique IV) y "los otros dos hermanos" (el marqués de Villena, don Juan de Pacheco, maestre de Santiago, y a su hermano don Pedro Girón, maestre de Calatrava).
Manrique renuncia al clasicismo de moda en su momento y el verso de arte mayor y de decanta por el octosílabo, un verso más corto y más libre, al que la tradición había asignado un tono mucho menos elevado. En este sentido elige un estilo que los predicadores denominaban sermo humilis ( discurso humilde), claro y accesible.